Resumen
El bruxismo consiste en una parafunción del sistema masticatorio. Su prevalencia varía según el medio diagnóstico entre un 6 y 90%, representando un trastorno de origen central. El gold standard para su diagnóstico es la polisomnografía con un registro de actividad electromiográfica, el que resulta costoso e incómodo para el paciente. Actualmente se ha desarrollado un dispositivo ambulatorio que registra la actividad electromiográfica maseterina (BiteStrip®) el cual sería más económico y cómodo. Existen estudios que demuestran asociación entre bruxismo, estrés y ansiedad y otros que se contradicen, por tanto el objetivo de este trabajo es determinar si existe asociación entre la presencia de signos de bruxismo y ansiedad en individuos de cuarto medio, junto con determinar la utilidad diagnóstica del BiteStrip®. Se utilizó una muestra de 20 alumnos de cuarto medio de un colegio particular de la comuna de Las Condes, Santiago, Chile, a los que se les realizó una encuesta de ansiedad, un análisis de modelos para cuantificar la presencia de facetas de desgaste, y un dispositivo interoclusal de 1mm de espesor para cuantificar actividad de bruxismo. A los que presentaron mayor actividad de bruxismo se les midió la actividad electromiográfica maseterina con un aparato que la registra (BiteStrip®) para cuantificar la intensidad de bruxismo. No se encontraron asociaciones estadísticamente significativas entre ansiedad y signos de bruxismo. En conclusión: En base a la metodología utilizada no se observó asociación entre ansiedad y signos de bruxismo. El BiteStrip resulta un elemento de diagnóstico complementario sencillo, cómodo, útil y fidedigno para el bruxismo, sin embargo, se sugieren más estudios.
PALABRAS CLAVE: bruxism, sleep bruxism, bruxism diagnosis, attrition, anxiety, electromyography.
Como citar este artículo
VICUÑA, I. M.; ID, A. M. E. & OYONARTE, W. R. Association between clinical signs bruxism, anxiety and masseteric electromyographic activity using the Bite Strip® device in adolescents in the last year of high school. Int. J. Odontostomat., 4(3):245-253, 2010.